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  • Writer's pictureMariana Pascual

Desde el Centro de Europa hasta el Norte

Si me preguntan cuánto planeé un viaje largo, diría que una eternidad, pero la verdad es que nadie me creería, así que prefiero dejar las metáforas para otro día. Desde el momento en que me decidí participar en el programa Erasmus+ me puse poco a poco a buscar todos los documentos requeridos, tuve un semestre de verano en el segundo año muy agitado, eso me hizo pensar, que talvez algo que requería tanto tiempo y tanta persistencia, de alguna manera valía la pena.

Al principio quería ir a Dinamarca, viendo el hecho de que muchos de mis amigos, habían estado allí anteriormente, pero mi escuela tenía pocos países los cuales tenía para seleccionar, así que cuando vi que Noruega estaba en la lista, me decidí que sería una buena opción, para mejorar mi inglés y conocer otro tipo de cultura, comer otro tipo de comida y conocer otros lugares. Noruega parecía la opción indicada. Aún, cuando la subvención o el dinero que te ofrecen de la Unión Europea no es las más grande en comparación con otros estudiantes que encontré por acá en Noruega de otros países. Gracias a Dios tuve a mi familia que me ayudó y me proveyó ayuda económica (en esta página quiero agradecerles a ellos también y darles la credibilidad que se merece).


Participar en el programa Erasmus+, es una experiencia que nunca voy a olvidar. Y es algo que recomiendo a todos los estudiantes que si tienen la posibilidad puedan tomarla. La inversión en tu educación es lo mejor que puedes hacer por tu futuro.

Un día antes de mi llegada a Oslo tenía que pasar la noche en Praga, así que fui determinada dos horas y media en autobús para poder hospedarme en el hostal cerca del aeropuerto y al día siguiente tomar el avión. Después de hacer todo esto me dirigí al centro de la cuidad con el objetivo de ver la exposición del Arca de Noé en el Museo Nacional que quería ver desde hace mucho, me encantó aprender de los animales que he visto y que no he visto, luego de algunas horas en el museo, dar una vuelta por Praga y tomar un café en una cafetería no sonaba nada mal, necesitaba un ambiente tranquilo, así que descubrí una librería, que tenía un café literario. No hay nada mejor que tomar un expreso y leer calmadamente.

El hostal en Praga me pareció, muy sencillo, el precio y la ubicación fueron excelentes, pero por la noche hizo un calor que pensé que me moría, afortunadamente sobreviví. Al otro día, llegó la hora de levantarme para llegar al aeropuerto a tiempo. Me esperaban dos horas de viaje a Suecia, aproximadamente dos horas esperando por el otro vuelo, y el cambio de Suecia a Oslo, que representa una hora de vuelo. Si quieres acortarte el tiempo de espera, puedes compraste un boleto directo, pero para mí esta parecía la mejor variante.


Al bajar del avión en Oslo me sentí que era la persona más capaz que nunca, tenía tantos deseos de ir afuera y ver todo lo que me esperaba. El fuego que tenía en mi interior parecía inapagable, es esa adrenalina que sientes cuando, no sabes lo que te espera, mas sabes que será excitante de ahora en adelante.


Luego busqué la compañía de trenes, con el fin de comprar mi boleto para ir a Bo, la pequeña ciudad (o pueblo, aún no lo tengo muy claro) que me esperaba. El boleto me costó 350 coronas noruegas (Ohh my God!!!), tuve que además de eso esperar como 3 horas en la estación central de Oslo porque el muchacho que me vendió, no creía recomendable que fuera en un tren anterior, en caso de que no lo alcanzara y no tuviera que pagarlo otra vez. En fin, tuve que contactar a mi universidad de que llegaría un poco más tarde a la estación de Bo. Al llegar unas chicas me tomaron el equipaje y nos dirigimos en auto hacia el acomodamiento para estudiantes. Allí empezó una nueva página de mi vida.

Acomodamiento para estudiantes



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